El
viaje de Ramiro
Acabo
de leer la Autobiografía espiritual
de Ramiro Calle. Uno puede hablar de sí mismo con menos indulgencia que de los
demás. Pero ¿podrá no esperar de ellos la indulgencia que a sí mismo se rehúsa?
Uno puede decirse malísimo. Pero, si se lo dicen a él, ¿será lo mismo? Ramiro
Calle, que se ha pasado la vida tratando de conocerse, sabe lo ambigua que es
la indulgencia humana. Y, como vive devorado por la inquietud, desconfía de
todo lo que aquieta, de lo que no es sino inquietud disfrazada. Por eso ha
decidido tratarse a sí mismo y a los demás sin ninguna indulgencia. A cada uno
lo suyo. Y, a la inmensa mayoría, la gratitud. Incluso entre quienes menos nos
salvamos, como ministros de la Iglesia católica, brilla la memoria de algunos
sacerdotes jesuitas conocidos en la India o el recuerdo entrañable de la Madre
Teresa de Calcuta. Y, entre los médicos que se creen dioses, tienen un nombre
propio tantos profesionales cuyo trato humanizó su reciente estancia
hospitalaria, al filo del límite.
La
Autobiografía espiritual de Calle es una galería de nombres propios y un racimo
de pequeñas historias personales, casi todas relacionadas con los viajes a
Oriente que han jalonado la vida de nuestro personaje. La vida de Ramiro Calle
ha sido, toda ella, un viaje. Y ha tenido que hacer muchos viajes y conocer a
mucha gente para completar el único viaje de verdad, el interior. Tal vez por
esto Ramiro Calle es hoy uno de los pocos representantes de la sapiencia
tradicional que se cuentan en medio de un mundo transfigurado por la ciencia pero
desfigurado por la codicia, que es la suma ignorancia. Su libertad de
pensamiento, su “acracia sin acrimonia”, son un estímulo para quienes habitamos
el silencio y viajamos con él.
0 comentarios:
Publicar un comentario