lunes, 29 de abril de 2013


 

 





 
 

 


 
Virgen de la manzana- del siglo XV- Abadiia de Santo Domingo de Silos

Virgen de la sonrisa 
Guarda esta abadía una imagen gótica de la Virgen, venerada desde antiguo como “la Virgen de la manzana”. Podría haber sido “la Virgen de la sonrisa” pues la suya es una sonrisa dulce y tibia, rendida por entero al Niño mientras los demás, que la necesitamos para ser adultos, la espiamos a distancia con devoción o admiración furtivas. Cuando, acabado el oficio nocturno, cruzaba yo últimamente la estancia que ella presidía, no sabía a dónde mirar, si a la Señora o al monje que, en aquel momento, levantaba sus ojos hacia los de ella en silencio. Una mirada siempre es el reflejo de otra en el espejo del corazón. Tanto amor hay en el que mira como en el que se siente mirado con amor. Un día, la imagen dejó su hornacina y fue trasladada al museo. Allí, tras un cristal, los ojos de todos podrían contemplarla. Unos como una bella obra de arte. Otros como expresión de la piedad más acendrada. Pero ni entre éstos ni entre aquellos se encontraría ya el monje que había levantado sus ojos cada noche hacia los de ella. Sucedió, sin embargo, tiempo más tarde que otro monje tomó entre sus manos la gubia y de una vieja madera talló nueva imagen, una virgen románica. Y la dejó manca, como su modelo, al que la incuria de los tiempos había despojado de uno de sus brazos. Entonces el monje al que cada noche encontraba yo en el mismo sitio volvió a él. Volvió a levantar sus ojos en silencio. En el museo se había quedado la virgen de la sonrisa. Todos podrían contemplarla tras un cristal rígido y transparente, como el material del que están hechas las ideas inmutables. Pero nadie habría ya de espiar su mirada. Ni habría nadie tampoco que, al pasar, espiase la mirada del que mira.
 
 

 

 

 

 

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