lunes, 19 de mayo de 2014

Voto por el futuro



Voto por el futuro
Esperar lo inesperado: esto es escuchar. Para poder escuchar tiene que haber, ante todo, alguien a quien escuchar o esperar, alguien capaz de dar una respuesta. Por eso escuchar, o esperar, no es una actitud adquirida, como enseñan quienes creen saber escuchar. Escuchar no es un saber que se pueda aprender. Si no hay alguien a quien escuchar, alguien que no se limite a repetir lo ya sabido, de nada sirve ese supuesto saber. Escuchar es responder a una revelación, a la revelación de un silencio que trae consigo la palabra. La trae a destiempo porque el que da la respuesta no es el presente cotidiano, que vivimos hablando de lo que todo el mundo habla. El que da la respuesta es el futuro, del que el verdadero presente es espera: espera de lo inesperado o plenitud de lo vivido, gozado o sufrido.
En estos días preelectorales me pregunto si queda alguien a quien escuchar, capaz de dar una respuesta. Todos los partidos nos recuerdan que el próximo día veinticinco nos jugamos el futuro. Porque el futuro de España es el de Europa. Pero los grandes partidos lanzan sus mensajes desde un presente desfigurado por la lepra de la corrupción. Y los pequeños partidos emergentes aprovechan esta lepra, a veces, como aves carroñeras. Juegan al despiste, como si ellos fueran incorruptibles, porque saben que no haber tenido tiempo para corromperse les da ventaja. El próximo veinticinco creo que no voy a votar a ninguno de éstos. Mi voto será por el futuro de los que, ahora mismo, no lo tienen y por el partido que mejor lo representa. Sólo de él podrá venir una respuesta a las miserias del presente, ésas de las que todo el mundo habla. No me convencen los que repiten lo que todo el mundo sabe. Espero un futuro diferente.
 

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El término democracia proviene del antiguo griego (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos δμος (dmos, que puede traducirse como «pueblo») y κράτος (krátos, que puede traducirse como «poder»).  Es decir. El poder es del pueblo. Por lo tanto; como nos lo han usurpado, somos esclavos de un abuso de poder.

 

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