Pablo D órs--Sacerdote.
El olvido de sí
Cuando un hombre demuestra conocer la naturaleza humana
está en condiciones de interpretar la vida religiosa. Es el caso de Pablo
D’Ors, que se acredita con su última obra, El
olvido de sí, como el escritor más original de nuestra literatura
cristiana. D’Ors es un hombre dentro de muchos hombres. Seguramente por eso ha
elegido la figura de Charles de Foucauld para contarnos su vida como él mismo
la hubiera contado. Leyendo El olvido de
sí reconocemos a los personajes que han ido pasando por la vida de D’Ors y
por la del santo. Como el autor, el santo ha sido hombre de mundo, viajero y
peregrino, religioso y sacerdote, testigo del silencio en la inmensidad del
desierto. Uno se pregunta si el hombre que deviene Charles de Foucauld en sus
últimos días, mientras espera el fin junto a aquellos a quienes ha dedicado su
vida, es un personaje también o ya no. En otras palabras, si con el olvido de
sí adviene el hombre verdadero, ya sin máscaras, o éste es la más sutil de
todas: la que, aun estando en contacto íntimo con la verdad, no es del todo
verdadera. D’Ors/Foucauld se propone demostrarnos que, sin haber ayunado y
orado mucho, no se puede comprender la superioridad de la limosna y la
hospitalidad sobre el ayuno y la oración ¿Es verdad esto? Uno piensa en
aquellos por los que el amor ha sido vivido antes aun que comprendido.
Practicado antes que demostrado. Como esos niños que, en medio del desierto,
salvan al santo de una muerte segura y abren para él un camino nuevo y vivo. “A
Dios hay que ir sin Dios”: he aquí la enseñanza más profunda de una historia en
la que D’Ors y Foucauld hacen con todas las personas de buena voluntad una
parte de este camino.