Vatileaks
Plaza y basilica de San Pedro del Vaticano
Estos
días he conocido por la prensa la reciente investigación periodística de que
han sido objeto los asuntos internos del estado vaticano tras la dimisión
anunciada por el Papa Benedicto. ¿Investigación o especulación? A mí me ha gustado
pensar siempre en la iglesia católica como institución humana. Todo lo humano
es ambiguo porque cubre una escala de registros que van en ascenso desde lo
infrahumano hasta lo sobrehumano. Yo, como soy un poco admirador de la
filosofía pitagórica, hoy olvidada, disfruto pensando el ser no como absoluto
sino como relativo. Quiero sugerir con esto que, para entender la realidad
humana, es muy útil la música. Las notas de la escala musical son relaciones.
Son relativas unas a otras. Así, la realidad humana -la entera realidad según
los pitagóricos- se nos vuelve armónica si nos acercamos a ella con una idea de
relación. No encontraremos armonía en ella si no estamos dispuestos a ver más
que un aspecto de la misma. Los mortales, ni somos la maravilla de las
maravillas ni tampoco la miseria de las miserias. La iglesia católica no es ni
casta ni meretriz sino ambas cosas en mutua relación, como supo entender
Tertuliano. Hay no pocos católicos que, cuando oyen hablar mal de su iglesia,
suelen reaccionar de dos maneras. Unos se despachan diciendo que en fin, que no
hay que exagerar, que todo es una conspiración de los perseguidores de la
iglesia…Otros reaccionan diciendo que hay que rezar mucho por la iglesia y por
el Papa. Yo les diría a estos: rezar sí, pero solo rezar no. Y a aquellos les
diría: perseguidos somos pero sin olvidar que perseguidores fuimos. Y podemos
volver a serlo. Todo es relativo. Por eso hay en ello armonía. Buscarla es
asunto nuestro.